Agustín Lozano lleva seis años al frente de la librería Tusitala. Su espacio se llena de vida durante todo el año a través de una amplia oferta de presentaciones de libros, talleres y actividades para el público infantil. Combina su labor como librero con el oficio de traductor y escritor, y tiene un espacio semanal dedicado a las recomendaciones literarias en la Cadena Ser en su programación local.

—¿Qué actividades has programado para este Día del Libro?
Nos hemos adaptado al confinamiento pidiendo a algunos clientes habituales que celebren el Día del Libro recomendando una obra que hayan adquirido en Tusitala, grabando la recomendación en vídeo y compartiéndola en sus redes sociales. Aparte de eso, cada año organizamos un certamen de microrrelatos con ocasión del Día del Libro, y la entrega del premio se realiza el 23 de abril en Tusitala. El certamen está en marcha, pero lo hemos aplazado, ante la imposibilidad de entregar el premio ahora en la librería.
—Dentro de este estado de excepción en que vivimos, ¿qué acciones se están tomando para apoyar a las librerías pequeñas? Háblanos de Libelista, plataforma a la que perteneces.
A falta de ayudas institucionales o de otro tipo, las acciones para apoyar a librerías como Tusitala dependen sobre todo de la clientela, son ellas y ellos quienes deciden si en esta coyuntura prefieren recurrir a algún gigante del comercio electrónico, o si se mantienen fieles al comercio de proximidad. En realidad, es el dilema al que nos enfrentamos todo el tiempo, pero ahora con la pandemia y las librerías cerradas la situación es más acuciante. Precisamente esa es la razón de ser de Libelista: se trata de una red de librerías independientes para comprar online. Libelista te permite elegir una librería de referencia y hacerla beneficiaria de tus compras, independientemente de si recibes el libro en tu casa o pasas a recogerlo por la librería escogida. Es una clara alternativa a Amazon y otras grandes empresas que se caracterizan, entre otros factores negativos, por evadir impuestos y tener a sus trabajadores en muy malas condiciones laborales.

—¿Qué lecturas recomendarías para la cuarentena?
Como la literatura siempre ha sido una forma de viajar, y ahora eso es lo último que podemos hacer, parece apropiado recomendar un libro de viajes, como por ejemplo Viajes con Charley, de John Steinbeck. Es un recorrido por Estados Unidos a bordo de su furgoneta, que se llama Rocinante, y con la única compañía de su perro, Charley. Un libro delicioso, no me canso de recomendarlo. Otra opción para estos tiempos puede ser La trilogía de los tres cuerpos, del autor chino Cixin Liu. Ciencia ficción muy loca y muy atrevida. Voy a recomendar también un breve ensayo, Nueva ilustración radical, de la filósofa Marina Garcés, que nos puede venir muy bien para afrontar el mundo que se nos viene encima a partir de ahora.
—Volviendo a la normalidad: ¿qué actividades programas habitualmente en la librería?
Organizamos un cuentacuentos musical una vez al mes, y también presentaciones de libros siempre que tenemos ocasión. Participamos en el ciclo de teatro “Entre Libros”, que se celebra anualmente en Badajoz. En marzo comenzamos un taller de escritura creativa, pero tuvo que aplazarse debido a la pandemia. Y con ocasión del aniversario de la apertura de Tusitala, en el mes de octubre, ponemos en marcha un recital literario o “micro abierto” de música y libros.

—Tu librería cuenta con una selección muy cuidada donde, además de la zona de novedades y el espacio dedicado al libro infantil, tienes un amplio fondo en el que destaca la presencia de sellos independientes y novela gráfica. También salta a la vista tu predilección por dos categorías de libros bastante dispares: la narrativa de ciencia ficción y los ensayos políticos. ¿Es toda esta selección un reflejo de tu personalidad?
Procuro que sea ambas cosas a la vez, es decir, una selección amplia pero acorde a mis gustos literarios. Es imprescindible conocer bien el fondo del que se dispone y, al mismo tiempo, me gusta sentirme cómodo con lo que vendo. Hoy en día se publica muchísimo, pero no todos los libros son literatura, más bien al contrario. El librero debe ayudar al lector a discriminar entre lo que merece la pena leer y lo que no.
—Háblanos de tu trabajo como prescriptor ¿Los lectores se dejan guiar por tus recomendaciones?
Generalmente sí, y es que justo para eso estamos los libreros. También hay ocasiones en las que son los lectores quienes me recomiendan libros a mí. Es la parte más agradecida de ser librero: establecer un diálogo con el lector o la lectora, durante el cual un libro lleva a otro, este autor nos sugiere la lectura de aquel otro, etc.
—Y finalmente, ¿cuál es el libro del futuro? ¿Crees que los lectores demandarán, después de la pandemia, algo diferente? Es decir, ¿nos enfrentaremos a unas lecturas concienciadas, evasivas o seguiremos como antes, cada cual con el tipo de libro que consume habitualmente?
No creo que cambien mucho los hábitos de lectura. Lo que sí espero que cambie es la forma de adquirir los libros y la forma de consumir en general. Tenemos que apostar por la producción propia y por el pequeño comercio, entre otras razones para que sigan existiendo las librerías, y para que la próxima pandemia nos pille con fábricas y talleres propios, capaces de producir mascarillas, respiradores, trajes protectores… Lo vamos a necesitar, por desgracia.
Agustín Lozano es, además de librero, escritor, traductor literario y documentalista. Es autor de las novelas Guerra ha de haber y La última sombra, y del libro de relatos Aniversario.