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Entrevistamos a Matilde Muro, presidenta de la Unión de Bibliófilos Extremeños (UBEx), asociación creada en 1992 con el objetivo de conservar y promocionar el patrimonio bibliográfico y bibliófilo extremeño y que cuenta hoy con más de 150 socios.

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—¿De qué manera te nace ese amor por el libro?

—Aprendí a leer y escribir cuando tenía tres años. Me enseñó mi abuelo Alberto, el padre de mi madre. Fue una edad temprana, que a mis padres llegó a causar preocupación, pero desde entonces descubrí que leer y escribir era lo más importante que me había pasado en mi vida. Aprendí a conocer, reconocer, contar historias, asimilarlas y atesorarlas. Bajo mi punto de vista leer y escribir es lo más importante que a nadie le puede pasar en la vida. El uso que se haga de ello, también forma parte de la vida de cada uno, que aprovecha o no las oportunidades que le pasan por delante. Los libros son el soporte del saber y de la humanidad en general. Sin ellos no sabría vivir de ninguna manera. Vivo rodeada de ellos y enamorada de todos y cada uno de los que poseo. Hasta el punto en el que, siendo ya mayor viviendo en casa con mis padres, mi madre me dio a elegir entre los libros o yo para vivir con ellos, y tuve que irme de su lado con mis libros. Ahora que no tengo padres, mis libros son el abrigo diario del alma.

—¿Con qué objetivos se crea la UBEx?

—La UBEx se crea con el objetivo de proteger y salvaguardar el patrimonio documental y libresco extremeño. Extremadura ha sido tierra de grandes bibliófilos, estudiosos del mundo del libro, impresores y documentalistas que hicieron de los libros una forma de ser de Extremadura. Con la llegada de las autonomías ese patrimonio se iba dispersando y desapareciendo en manos de quienes no habían sido sus titulares, propietarios o ejecutores, y surgió la necesidad de dotar a la región de ese patrimonio intangible, que es la cultura y la historia documentada, poniendo al servicio de la región ese acervo documental que andaba disperso. Por esa razón, puramente altruista y desinteresada, surgió la UBEx amparada por el respaldo económico siempre de la Junta de Extremadura, que permitió en sus orígenes editar, comprar, investigar, hacer seminarios, jornadas y encuentros en torno a los libros extremeños. Cuando la economía se vino abajo los fondos se desplomaron y tuvimos que dejar de hacer las actividades de edición y compra para la Junta que estábamos haciendo. Nos limitamos a testimoniar la necesidad de la conservación documental y bibliográfica, así como la investigación dentro del ámbito de la bibliofilia.

—Desde 2019 eres su presidenta, ¿cuáles son tus funciones dentro de la asociación?

—Dada mi condición de pensionista, puedo dedicarle todo el tiempo del mundo a la UBEx, y realmente es lo que hago. Busco financiación, ordeno situaciones administrativas, organizo actos, busco autores que colaboren en nuestros fines, estoy en permanente comunicación con la Consejería de Cultura para ofrecer proyectos y servicios que se puedan ejecutar en torno al libro, mantengo al día las cuestiones administrativas (que son asfixiantes), mantengo correspondencia con los socios, las redes sociales… en fin, que se trata de una actividad constante que me emociona y gratifica todos los días, al ver la respuesta amable y entusiasta de nuestros asociados.

—Os ocupáis de todo lo que se haya publicado, escrito o transcrito en Extremadura, incluso material efímero como entradas de cine y teatro, carteles, postales, fotografías, misales o listas de la compra… ¿Nos podías describir brevemente cómo se clasifican estos archivos?

—Nos ocupamos de todo lo publicado que haya tenido y tenga relación con Extremadura. Es una fuente de investigación inagotable, porque aparecen constantemente documentos y escritos, además de los libros editados, que forman parte de ese interés constante que nos mueve a enriquecer el patrimonio cultural extremeño. La catalogación de los fondos extremeños que tenemos, se hace de acuerdo con las normas establecidas de catalogación de fondos documentales o bibliográficos y forman parte de nuestra biblioteca de consulta, cuando se trata de obra nueva, de obra que está disponible en el mercado y al acceso de compra de cualquier interesado. Cuando aparecen obras antiguas, interesantes, y nuestros asociados las donan, nosotros las entregamos a la Biblioteca de Extremadura, que es donde deben estar, o ponemos en conocimiento de la Biblioteca la existencia de esos fondos documentales para que ellos puedan comprarlos. Como antes os he dicho, no disponemos de medios para comprar nada en este momento, y sólo podemos ser el “avisador” de fondos que a la administración puedan interesar.
Entre nuestros asociados hay innumerables expertos bibliófilos que saben qué es lo que interesa y qué es lo que está muy repetido. Yo confío ciegamente en sus conocimientos y me limito a transmitir sus informes.

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Foto 1 – Facsímil del libro conocido como Ábito. El primer libro que se hace en Extremadura, en Coria. Se edita en 1994.
Foto 2 – Una de las páginas del facsímil.
Foto 3 – Viaje pintoresco e Histórico por Extremadura de Alejandro de Laborde. Editado en 2019. Es el último facsímil que hemos publicado, con todas las ilustraciones originales del viajero Laborde por Extremadura, coloreadas por el mismo autor. Es un facsímil con un estudio interesantísimo de las andanzas del viajero por Extremadura durante el reinado de Napoleón.
Foto 4 – Página interior del libro anterior.

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—El semiólogo, profesor universitario, escritor y premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, Umberto Eco, declaró que: «el único antídoto contra la esquizofrenia de una cultura cada vez más unida a Internet son los libros». ¿Cuáles son a tu juicio esas virtudes que hacen a los libros valedores de esa condición de «antídotos»?

—Los libros son antídotos contra la soledad, la idiotez, la falta de imaginación, la falta de cultura, la locura y el abuso del tiempo perdido.
Estoy plenamente de acuerdo con Umberto Eco. Pocos inventos de la humanidad han sido tan beneficiosos para ella.
Sin el libro no se entiende la evolución humana, no se puede viajar sin moverte de casa si no es a través de un libro, no se puede salir de casa sin llevarlo en el bolsillo. Son fieles, no estorban, dan compañía, te hacen llorar, reír, sonreír, enfadar. Te llevan de la mano a donde quieren y te sueltan en mitad de la nada si quieren también. Te enseñan lo que desconoces, te reafirman en teorías que imaginas o te desmontan las filosofías que practicas. No se me ocurre nada más útil para ser persona.

—«El libro ha superado la prueba del tiempo, ha demostrado ser un corredor de fondo. Cada vez que hemos despertado del sueño de nuestras revoluciones o de la pesadilla de nuestras catástrofes humanas, el libro seguía ahí.» Esto dice la escritora Irene Vallejo en su (muy recomendable) ensayo El infinito en un junco, sobre el libro como una de las tecnologías más robustas e indestructibles. ¿De qué manera podemos ayudar a conservar y multiplicar las vidas de un libro?

—El maravilloso ensayo de Irene Vallejo nos transporta a la antigüedad, como te dije antes, de una forma imperceptible. La autora nos coge de la mano y nos explica el sueño del viaje eterno hecho realidad. Sin el libro la humanidad no existiría como la conocemos. No sabríamos nada de los versos griegos, ni de las comedias, ni de las filosofías, ni de las facturas, ni de las recetas de cocina del principio del mundo culto. ¿Alguien se explica cómo ha llegado el libro hasta aquí? Hay que leer El infinito en un junco porque no es una novela. Es un ensayo sesudo, con una carga de conocimientos abismal y tan bien escrito que cumple todas las condiciones que el libro merece: enseña, entretiene, te coge de la mano, te lleva y te trae sin consideración por la historia y te mece en el sueño del hallazgo de algo que creímos que nació de forma espontánea y no, se originó en un momento determinado y ha viajado durante siglos resistiendo vientos y mareas. ¿Cómo podemos conservarlo? Leyendo, amándolos, guardándolos, acariciándolos, marcándolos y haciendo que formen parte de nuestras vidas. Dándoles siempre oportunidades para ir de una mano en otra, de una vida en otra proporcionando cultura.

Sede de la UBEx en c/ Encarnación, 3. BADAJOZ

—Reincidiendo sobre el libro como tecnología robusta y citando de nuevo a Eco: «el libro pertenece a la misma categoría que la cuchara, el martillo, la rueda o las tijeras. Una vez inventado no se puede hacer nada mejor.» ¿Nos sobrevivirá el libro?

—Nunca lo he dudado. Cada vez que me dicen que el libro muere les digo lo mismo: «las redes se caen y todo desaparece en una nube. Un libro se cae y del suelo no pasa.» Los hay que se enfadan conmigo y me dicen que no avanzo, que soy de la edad de piedra. De momento no hay ninguna tecnología tan robusta como la del libro impreso. Si alguien la conoce, tendrá que contraponerla al invento del libro para que me lo crea.

—Según datos recientes de Observatorio de la Lectura y el Libro, el número de lectores ha aumentado en este periodo de confinamiento, ¿cree que el libro va a tener un papel determinante en la creación de la «nueva normalidad»?

—No soporto lo de “nueva normalidad”. Los libros se han sobrepuesto a guerras, incendios, bombas e inundaciones. Lo que nos está tocando vivir tiene un tiempo límite de dos años, digamos. Luego, volvemos a lo mismo. Nos abrazaremos, nos reuniremos, viajaremos en avión, tren y autobús apretaditos y leyendo si nos deja el vecino de al lado, que no para de hablar por el móvil. Seguiremos leyendo a ratos y mientras nos desplazamos o una novela nos tiene enganchados. Por si acaso, del mismo modo que quieren ahora comprar millonadas de EPIS, mascarillas, PTR, invertir en ciencia y en educación, me aprovisionaba yo de una buena biblioteca, por si las moscas.

—Volviendo a la UBEx, ¿En qué eventos anuales participa? ¿Nos puedes contar alguna anécdota que haya tenido lugar en alguna de estas citas?

—La UBEx participa anualmente en la Feria del Libro de Badajoz, donde monta un stand con una exposición bibliográfica muy interesante. Este año se ha retrasado al mes de septiembre y allí estaremos como siempre, bajo el amparo del Ayuntamiento de Badajoz, que nos cuida muchísimo.
Organizamos lecturas en nuestra sede de obras de autores extremeños o de obras que tengan que ver con Extremadura. Este año habíamos firmado un convenio para hacerlo con la Fundación Caja Badajoz, y lo retomaremos en cuanto nos dejen las circunstancias en su sede y en la nuestra.
Anécdotas las tenemos de todo tipo. Han pasado para celebrar nuestras actividades un montón de autores, gentes prodigiosas del mundo de la literatura y encantados de estar entre nosotros. Recuerdo con especial emoción la presencia de Ana María Matute en Trujillo, pidiendo que le pusiéramos vasos y vasos de whisky para poder hablar, porque le fallaba el corazón si no bebía ese “vaso dilatador”. La incredulidad de Caballero Bonald ante la visita a Trujillo, que hacía más de treinta años que no recorría, y le organizamos un encuentro allí con una amiga de su juventud, que además fue su madrina de boda y hacía cincuenta años que no se veían. En fin, con la lista de personajes que han pasado, hay para contar y no parar.

—Cuando acabe de mejorar este panorama, ¿puedes adelantarnos alguna de las próximas actividades que se estén preparando desde la asociación?

—La actividad inmediata que estamos preparando se alarga al 14 de Noviembre. Estamos preparando allí la celebración del Día del Bibliófilo, con la presencia, si pudiera ser, de uno de los escritores que esté en la cima del panorama literario actual. Lo vamos a celebrar este año en Villanueva de la Serena, porque es el 40 aniversario de la creación del Premio Felipe Trigo de novela, y allí queremos estar, al lado de este evento tan importante para la literatura en Extremadura, por la dotación del premio y por la calidad de los premiados hasta ahora. Ya tenemos muchas cosas organizadas para esas fechas, que esperemos se puedan llevar a cabo.

—Y por último, ¿qué supuso para la UBEx y para nuestra región la creación de la Biblioteca de Extremadura?

—La Biblioteca de Extremadura fue el colofón del desarrollo inicial de la creación de la UBEx. Sin Biblioteca de Extremadura no había un lugar claro, oficial, respaldado por las autoridades culturales y dotado de personal profesional para orientar y proteger lo que fue el legado que había que conservar, histórico documental de Extremadura, y que la UBEx se propuso proteger hasta que las instancias políticas y oficiales pudieran dar forma a esa figura de Biblioteca de Extremadura. Nosotros dábamos, a fuerza de publicaciones, el aldabonazo constante de que las obras se estaban perdiendo, de que había grandes colecciones a la venta que tenían que ser de Extremadura, que los papeles andaban de un lado al otro, que sólo podríamos hacer facsímiles de lo que encontrábamos. Por fin la Biblioteca se abrió y, aunque parezca que hubiéramos debido desaparecer, ahora llegamos con prontitud a donde las administraciones no llegan por ese pesado caminar de la burocracia. Sólo necesitamos ahora un poco más de apoyo económico para seguir comprando para Extremadura lo que sabemos que se vende en subastas y que ellos no pueden llegar por el tiempo muerto del papeleo. Si puede ser, bien. Si no puede ser, vamos a ver cómo lo hacemos, porque la ilusión y ganas de trabajar, perduran.

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