Entrevistamos al coeditor de Applehead Team, una editorial especializada en ensayos sobre cultura (y contracultura) popular. Hablamos con él de la belleza oculta en las cintas de VHS y del libro como herramienta insustituible para desmembrar la complejidad y el anecdotario que envuelve cualquier manifestación artística

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Pedro José Tena

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—Para abrir, una de esas que supongo os preguntarán siempre ¿De dónde viene el nombre? ¿Es un homenaje a Masamune Shirow, a Steve Jobs o a los Beatles…?

—Pues, aunque recuerde a Appleseed, a la multinacional de los Macintosh o al sello discográfico de Los cuatro de Liverpool, lo cierto es que no tiene nada que ver con ninguno de ellos, pero sí con alguien que, durante un tiempo, fue propietario del catálogo de los Beatles: Michael Jackson. Applehead es un apelativo con el que algunos amigos de Jackson se referían a él amistosamente. Cuando Frank y yo nos conocimos en una tienda de coleccionismo que gestionaba y de un fanzine que había editado (El club de los monstruos), nos dimos cuenta de que también compartíamos la admiración por el legado artístico de Michael Jackson, que es algo que nunca nos ha abandonado desde nuestra niñez. Así que, cuando decidimos montar un sello editorial y buscábamos un nombre que fuera llamativo pero a la vez misterioso y que significara algo para nosotros, Frank propuso lo de Applehead y a mí me pareció estupendo.

Tú socio vive en Benalmádena y tú en Badajoz. ¿Cómo es la comunicación entre dos editores a distancia? ¿Funcionáis en todo a medias o tenéis algún tipo de especialización en las labores editoriales?

—A veces es complicado gestionar todo lo que implica llevar una editorial sin compartir oficina, pero con el uso de Internet vamos solventando todo. A esto ayuda también que cada uno tenga establecidas una serie de funciones: en mi caso, me centro más en la maquetación de los libros, en el diseño de las cubiertas, en la preparación de textos… mientras que mi socio se encarga de otros aspectos de la editorial. Nos complementamos muy bien, porque él es muy hábil en temas en los que yo soy un zote y viceversa. Pero, a pesar de esta especialización, tomamos todas las decisiones a medias y nos consultamos constantemente cada movimiento que hacemos para que todo cuente con la aprobación de los dos. Como ambos tenemos una manera de pensar muy parecida, unos gustos muy similares y unos objetivos comunes, es relativamente sencillo trabajar de esta manera. Además de esto, no es casual que incluyéramos la palabra Team en el nombre de la editorial, ya que desde el principio tuvimos muy claro que, si queríamos aspirar a lograr todos nuestros objetivos, tendríamos que formar un equipo de gente competente en la que delegar otras funciones. De esta manera, tenemos un grupo fijo de colaboradores, entre los que se encuentran ilustradores, maquetadores, correctores, editores de vídeo y podcasters.  

—En la declaración de intenciones de vuestra web dice que queréis publicar libros que no habéis podido leer. Es cierto que hay pocas experiencias de editoriales que publiquen ensayos sobre cultura popular: la colección “Intempestivas” de Valdemar, algunos títulos del sello Es Pop o el catálogo de T&B Ediciones (y también, en menor medida, sellos como Hermenaute, Textos Aparte de la Asociación Shangrila, compilaciones de la ACHAB, etc. y otras publicaciones estrictamente contraculturales como fue la biblia del bizarro español: la revista Mondo Brutto). ¿Qué hace que vuestra propuesta sea diferente a estos acercamientos que coexisten en el mercado?

—Aunque conocemos —y reconocemos— el trabajo de las editoriales que citas, nuestros referentes van un poco más atrás en el tiempo y entroncan directamente con la también citada Mondo Brutto y con 2000 Maníacos, publicaciones donde aparecían muchas de las firmas que pasaron a publicar libros con la colección “Serie B” de Midons, la “Biblioteca del Dr. Vértigo” de Glénat o “Nekrozine” de Alberto Santos Editor. Eran libros escritos con mucho amor por el género (sin el distanciamiento irónico que caracteriza algunos textos recientes y muchas revisiones críticas del cine popular), con un tono accesible y entusiasta que te contagiaba en cada página y que echábamos mucho de menos. En cuanto a editoriales más recientes, podemos decir que, de alguna manera, recogemos el testigo de la extinta Tyrannosaurus Books, de la que hemos rescatado algunas publicaciones que no nos gustaría que permanecieran en el olvido. Vial Books también está en sintonía con nosotros, aunque ellos funcionen de un modo algo más (voluntariamente) underground.
Creemos que el rigor informativo, el conocimiento del lenguaje audiovisual y el amor por las letras no tiene por qué estar reñido con ese entusiasmo desde el que intentamos abordar nuestros libros. Es cierto que tenemos una línea con textos un poco más académicos con la colección “Cineclub”, pero no es casual que las colecciones que mejor nos funcionen sean “La Generación del Videoclub” y “Noche de Lobos”, porque son las que conectan de una manera más íntima con nuestra cinefagia y nuestros referentes. El lector nota esa energía a través de nuestras portadas, de los booktrailers que montamos, de la manera en la que vendemos nuestro sello, y le hacemos cómplice a través de juegos un poco atrevidos que no hemos visto hacer a ninguna otra editorial, al menos nacional. Un ejemplo: hemos publicado una novela titulada “Rapaces: La plegaria del pecador”, del autor argentino Jorge R. del Río, que es un homenaje al cine de acción de comandos, y hemos diseñado el libro como tal. Por eso la cubierta es como la carátula de un VHS y en las primeras páginas aparecen los rastros del tracking de los antiguos reproductores de vídeo. Esto es algo que también hicimos con las cubiertas de los libros dedicados a la Cannon, por ejemplo, que siguen el mismo diseño de las antiguas carátulas del sello Ízaro-Cannon, o del ensayo sobre el cine más ignoto de Disney, que imita la línea de las añoradas películas de “caja blanca” que editaba Filmayer en los años 80.
Creo que todo eso hace que nuestra propuesta sea diferente al acercamiento que otras editoriales hacen no solo a los ensayos sobre cine, sino también a las novelas. Y esto no se queda únicamente en la estética, sino también en el contenido de nuestros libros: cuando comenzamos nuestra andadura en 2014 no existía ningún libro en todo el planeta dedicado a Cannon Films, la IFD o la Filmark, y nosotros nos atrevimos a investigar y publicar sobre ellas, aproximándonos a estos temas con una rigurosidad que no somos capaces de imaginar en otras editoriales porque, sencillamente, no son temas que mucha gente se vaya a tomar lo suficientemente en serio como para dedicarles años de investigación. Y ahí está otra de las claves que nos diferencia de los demás: el empeño por ofrecer los libros definitivos sobre cada materia que abordamos, acudiendo a las fuentes, sin limitarnos a la información que circula por Internet, y siempre intentando dar voz a los protagonistas de nuestros ensayos. Por eso solemos incluir entrevistas exclusivas con directores, actores, actrices o técnicos que no siempre tienen la oportunidad de expresarse. Para nosotros, es muy importante que las vivencias, los recuerdos y las reflexiones de quienes nos han dado horas de diversión queden inmortalizadas en papel.
Otro aspecto distintivo es que nos gusta mimar a los clientes que confían en nosotros. Al ser una editorial independiente, las preventas son muy importantes, ya que nos ayudan a seguir financiando los libros. A cambio, solemos hacer regalos que van desde chapas o recortables hasta artículos más locos, como una cinta para el pelo con la palabra “Ninja” serigrafiada, a imitación de las que lucían los actores de cientos de películas que inundaron los videoclubes en los años 80 y a quienes hemos dedicado uno de nuestros libros más singulares. Eso solo puede pasar en Applehead.
Somos consumidores compulsivos de cultura popular y eso se refleja en nuestro catálogo. Pero quizá lo más característico es que nos encargamos de recuperar la cara B de esa cultura pop para que nadie olvide que existió.

Pedro José Tena junto al director Sam Firstenberg y el coeditor de Applehead Frank Muñoz

—El otro pilar de vuestro sello son las novelas de sensibilidad ecléctica y bizarra. ¿Cuáles son vuestros autores de referencia en esta categoría? Aquí también encontramos, en el panorama nacional, sellos como Orcini, el Transbordador, Dilatando Mentes, Cazador de Ratas, etc. ¿Qué aportáis a la ficción que se publica actualmente en nuestro país?

—Tenemos buena relación con todas las editoriales que has citado y es muy habitual que compartamos autores que han publicado en muchas de ellas: Tony Jiménez, Alicia Sánchez, Pablo García Naranjo, el citado Jorge R. del Río, Pepa Mayo, Carlos Samper…
En el campo de la ficción estamos todavía en un proceso de búsqueda, reflejando dos de nuestras pasiones (junto a los videojuegos y la música): el cine y la literatura. De ahí surgen proyectos como Cannonwood, de Pablo García Naranjo, que es una novelización de las desventuras de Menahem Golan y Yoram Globus en su intento de conquistar la Meca del Cine; Rapaces: La plegaria del pecador (que contará con secuela próximamente) o el cómic Matt Hunter: Venganza final, de Marc Gras, que es la continuación que nunca tuvo una de las mejores películas de la Cannon: La fuerza de la venganza, la cual contaba con un final abierto que nunca llegó a hacerse, así que hemos decidido publicar nosotros esa segunda parte.

—También publicáis libros descatalogados. Cuéntanos qué volúmenes habéis rescatado.

—Como decía en una respuesta anterior, el catálogo que tenía Tyrannosaurus Books nos parece demasiado valioso como para dejarlo en el ostracismo tras la desaparición de la editorial, así que hemos rescatado algunas de sus publicaciones, que hemos actualizado y ampliado, como el ensayo ¿A quién vas a llamar? La historia de Cazafantasmas de Octavio López Sanjuán, o la antología de relatos Actos de venganza de Tony Jiménez. También rescatamos Manual de supervivencia para cinéfagos de Timi Abad e Ignacio López (original de Tempore) o Universo Stallone de Antonio Candela, del que el autor hizo previamente una autoedición y que nosotros quisimos reeditar para darle mayor difusión.

—Vuestros ensayos son libros muy documentados: con un gran número de páginas y profusamente ilustrados. Háblanos de estos títulos, en general, y del que te sientas especialmente orgulloso como editor, en particular.

—La mayoría de nuestros libros ronda las cuatrocientas páginas, incluso hay alguno que ronda las seiscientas; así que, cuando publicamos algún libro de doscientas y lo colocamos junto a los demás en la estantería ¡nos parece demasiado pequeño!
Cada libro se extiende lo que cada autor necesite para exponer su tesis. Si vemos inviable su publicación en un único volumen contamos con la posibilidad de publicarlo en varios tomos, como hemos hecho ya en varias ocasiones. Si pensáramos un poco más con la cabeza y menos con el corazón y las tripas, tendríamos que ser algo más estrictos con el número de páginas, porque al final esto repercute negativamente en los costes del libro y el precio que nos vemos obligados a implementar, pero nos dejamos llevar por aquello que nos gustaría leer y no es raro que aceptemos manuscritos que otras editoriales han rechazado precisamente debido a su extensión.
A pesar de que me parezca un poco injusto resaltar unos títulos sobre otros, mentiría si dijera que no tengo algunos favoritos entre nuestro catálogo. Por ejemplo, podría citar Golden Ninja Operation: Los secretos de la IFD y la Filmark, de Jesús Manuel Pérez Molina por ser un volumen único en el mundo que se ha convertido en un libro de referencia en Filipinas o Hong Kong; Joe Dante: En el límite de la realidad, de Álvaro Pita, por ser uno de los mejores ensayos de cine que he leído jamás y porque contó con el beneplácito del propio Dante durante todo el proceso de escritura e incluso se involucró en su promoción; ¡Más fuerte, muchachos! El cine de Bud Spencer & Terence Hill, de Daniel Lorenzo, por la manera en la que el autor desgrana con cariño, sentido del humor y respeto casi reverencial el cine de esta pareja de actores que tantas alegrías nos dio cuando éramos críos; Volviendo a Neverland: Todas las claves de las acusaciones contra Michael Jackson, de Pablo Rodríguez Lago, por ser estudio periodístico sin precedentes sobre todas las polémicas que envolvieron a Jackson durante las últimas décadas de su vida y que expone toda la verdad sobre las mismas, citando fuentes policiales y testimonios contrastados; las novelas Sangrario de Andrés Abel, El pozo de Gemma Marchena y Violeta en el jardín de fuego de Alicia Sánchez Martínez, tres obras de ficción extraordinarias.
También me siento particularmente orgulloso de la colección “Noche de Lobos”, con la que estamos publicando los ensayos más completos escritos en cualquier idioma de sagas tan populares del cine de terror como Demons, Halloween o Evil Dead.

Ilustración de Alberto Peral para ¡Más fuerte, muchachos! El cine de Bud Spencer & Terence Hill, de Daniel Lorenzo

—Hemos hablado del panorama editorial español pero ¿qué nos puedes decir del internacional y de los «modelos de edición» que os gustaría importar?

—Mi editorial extranjera favorita es FAB Press, que cuenta con los medios suficientes como para publicar libros para un target muy similar al nuestro, pero en formato de lujo, es decir, tamaño de página en A4, tapa dura y todas las fotografías e ilustraciones a color. Hacer libros para un nicho tan concreto nos obliga a trabajar con tiradas muy limitadas y ser mucho más modestos que otras editoriales que publican en países donde la demanda de este tipo de libros es infinitamente mayor.

—Tener una editorial supone estar abierto a recibir constantemente correos de escritores que quieren publicar su obra. ¿Cómo gestionáis este flujo? ¿Tenéis abiertas las puertas a que os manden material o trabajáis directamente con una nómina de autores?

—Es un flujo que funciona en ambas direcciones: por un lado, tenemos una serie de escritores favoritos que conocemos de otras editoriales, de otros medios o que incluso ya han publicado con nosotros, a los que les ofrecemos proyectos sobre los que queremos publicar y que creemos que encajarían con sus afinidades y conocimientos; por otro, también recibimos constantemente propuestas tanto de ensayos como de novelas que valoramos para ver si encajan con nuestra línea o incluso para ver si nos aportan algo nuevo que todavía no hemos tratado y que nos pueda interesar. En ese sentido solo valoramos aquellas propuestas de quien conoce nuestro catálogo, que a fin de cuentas deben saber lo que puede encajarnos y lo que no.

—Como editor, ¿a qué autores te gustaría publicar?

—En ficción, me gustaría poder publicar alguna vez a Hernán Migoya, al extremeño Francisco Serrano (que posee una prosa muy particular y cinematográfica) y a Enrique Rubio (uno de los autores más incendiarios, incómodos y estimulantes del panorama nacional).
En ensayo, me gustaría publicar a Jesús Palacios, por ser el crítico de cine a quien más admiraba cuando comencé a escribir y cuyo libro Goremanía fue uno de los primeros sobre cine que pude leer. Ya ha escrito el prólogo para uno de nuestros volúmenes (Al caer la noche: Terror catódico americano 1970-1981, de Tonio L. Alarcón), pero me encantaría poder ser el editor de su nuevo libro.
Y luego también hay firmas muy interesantes como Jimina Sabadú o Daniel Ausente que son tan válidos en ficción como en ensayo, aunque seguro que estoy olvidando muchos nombres y probablemente, si dentro de unos días, me arrepentiré de no haber mencionado a alguien más.

—Como escritor, hace dos años publicaste el ensayo Demons: La pesadilla retorna. Más de cuatrocientas páginas con entrevistas a muchos de los implicados en el rodaje, gran cantidad de material inédito sobre estas dos películas de culto del cine de horror italiano de los ochenta, sobre la que, curiosamente, no había nada publicado, según tú mismo comprobaste en un viaje a Italia en 2010. Explícanos el proceso de documentación y cuéntanos las alegrías que este libro te ha dado desde su publicación.

—Si como editor me dejo llevar por el instinto, más que por un estudio de mercado, como escritor llevo esa faceta al paroxismo y solo escribo sobre lo que realmente me apetece y creo tener algo que aportar. Escribir un ensayo es algo que lleva años, así que no le veo mucho sentido a regalar todo ese tiempo a algo que no te entusiasme. En el caso de las películas Demons y Demons 2, de Lamberto Bava, se trata de una bilogía que ha estado presente en muchos momentos de mi vida, un lugar feliz que revisitar ocasionalmente cuando quiero reconciliarme con aquel chaval impresionable que fui alguna vez. Siempre quise saber más de estas películas, conocer cómo se hicieron, qué impacto tuvieron en su momento, cómo fueron recibidas por el público y por la crítica, cómo afectó a las vidas de sus protagonistas… por lo que llevaba años buscando todo lo relacionado con estos largometrajes y siempre me encontraba los mismos datos, las mismas fotos y el mismo desinterés generalizado por parte de una crítica que las despachaba como simples exhibiciones de casquería.
En 2010 tuve la oportunidad de viajar con mi pareja a Roma y visitar la tienda Profondo Rosso, propiedad de los directores Dario Argento y Luigi Cozzi (quien acabaría siendo el prologuista de mi libro), un lugar mítico para todos los aficionados al terror italiano, sobretodo por el museo que hay en el sótano: allí se encuentran figuras, escenarios y material de efectos especiales utilizados en las producciones de Argento, entre ellas Demons. Estar cerca de esos objetos fue una epifanía, a lo que se unió el hecho de que, entre todos los libros publicados por la propia Profondo Rosso y que se hallaban a la venta en la tienda, no había ninguno dedicado a la figura de Lamberto Bava en general ni a Demons en particular, y ahí surgió la idea.
La información que existía sobre estas dos películas no era demasiado relevante, así que mantuve el proyecto unos años en barbecho hasta que surgió la oportunidad de conocer a Bobby Rhodes, uno de los actores principales de ambas entregas. Hablando con mi amigo Diego Arjona, cineasta y humorista, sobre el que podría ser el casting perfecto para su cortometraje “Thalion Ltd.”, le sugerí que uno de los papeles sería idóneo para Bobby Rhodes. Así que Diego contactó con su agente, le ofrecieron el papel… ¡y aceptó! No pude estar presente en el rodaje, pero sí en la presentación, así que aproveché la oportunidad de pasar un día entero con Bobby y hacerle un montón de preguntas sobre la película. Esto ya me ofrecía muchísima información de primera mano y sobre todo un punto de partida en el que encontré la clave: él sería el primero de los numerosos entrevistados, hasta un total de diecinueve, que aparecen en el libro.
Gracias a esto, aunque suene poco modesto, he conseguido publicar el libro que cualquier fan de estas películas podría soñar, donde desgrano sus hallazgos y explico sus precedentes e influencia. Queda otra parte del libro que supone una reunión increíble de talentos del cine fantástico italiano contando sus experiencias en primera persona sobre “Demons” y sobre la industria en aquellos tiempos.
El libro está gustando mucho a los lectores y me siento especialmente orgulloso de que el propio Lamberto Bava y otros involucrados en el libro estén encantados con él.

Pedro José Tena junto a Bobby Rhodes, uno de los protagonistas de Demons

—¿En qué proyectos literarios estás ahora mismo involucrado? Además de tu faceta ensayística, ¿has escrito alguna obra de ficción o tienes el plan de hacerlo?

— Ahora mismo intento sacar otros dos ensayos que responden a esa voluntad que citaba antes de hacer justicia a mi educación sentimental como cinéfago. Por un lado, un análisis en dos volúmenes de la filmografía de Jean-Claude Van Damme (donde hay bastante más enjundia de lo que pueda parecer superficialmente) y por otro un ensayo sobre la saga de películas Kung Fu Kids, para el que he contactado con los que fueron sus protagonistas.
Aunque de pequeño siempre andaba escribiendo relatos, argumentos para posibles novelas o conatos de guiones, en la actualidad veo la ficción inviable y está, de momento, aparcada.

—Volviendo a Applehead Team: Háblanos de todo aquel material que ofertáis que no sean libros.

—Este mes hemos lanzado el primer número de “Iconos Applehead”, una serie de libros para colorear con una temática distinta en cada uno de ellos. Este primer número cuenta con veinte ilustraciones exclusivas de Manuel J. Iniesta dedicadas a iconos del cine de terror.
Hicimos camisetas, tazas, chapas… pero es algo que tenemos un poco abandonado, aunque queremos retomar en breve.

—Y fuera de los libros y el merchandising ¿Estáis produciendo o participando en eventos afines a vuestros gustos y filosofía? ¿Hay algún plan que vaya a desarrollarse en Badajoz?

—Sí, llevábamos meses preparando algo que nos hacía mucha ilusión y que finalmente se truncó por culpa del COVID-19. Se trata de lo que habíamos llamado, en un derroche de originalidad, Sesiones Applehead y que consistía en organizar en salas de cine unos pases de películas relacionadas con nuestras publicaciones. La primera que íbamos a proyectar era Cazafantasmas y contaría además con una presentación y un coloquio posterior con el escritor Octavio López Sanjuán. Habíamos logrado un acuerdo con distribuidoras para organizar estas sesiones en Málaga, con vistas a que después pudiera exportarse a otras ciudades, entre ellas Badajoz, pero ante la situación actual el proyecto está un poco en el aire.
También estamos desarrollando contenido multimedia para nuestro canal de YouTube (Applehead Team TV) donde recuperar cine descatalogado e inencontrable procedente de nuestros archivos. Y, por otra parte, hemos comenzado también a distribuir material audiovisual en plataformas de streaming como “Prime Video” de Amazon.

—Hablando de Badajoz ¿Cómo ves el panorama cultural en nuestra ciudad? ¿Echas algo en falta?

—No sé si soy la persona más adecuada para responder a esta pregunta, ya que, a decir verdad, nunca he estado demasiado involucrado de manera directa con el panorama cultural de Badajoz y ahora menos, desde que soy padre de dos niños. No obstante, creo que Dehesa de Papel va a servir para resumir muy bien por dónde se mueve la cultura en Badajoz y quiénes la impulsan, para recordarnos a todos que tenemos lugares comunes como Dulce Locura o Tusitala a los que siempre acudir… Personalmente puedo admitir que echo muchísimo de menos el COC, viví muy buenos momentos allí.

—Por último, supongo que tienes una ignota videoteca y biblioteca sobre el apocalipsis en todas sus formas, ¿puedes recomendarnos algunas inencontrables referencias del género que expliquen, parodien o confundan (aún más) el momento en que vivimos?

—Pues, barriendo para casa, estamos a punto de lanzar el libro Guerreros del mañana: Historia del cine post-apocalíptico, de Joaquín Díaz Cáceres, que es un compendio de cómo se ha tratado el género en las filmografías de distintos continentes y que resume sus películas más representativas y también las más desconocidas. Es posible que, si esto sigue así, acabe siendo una guía de supervivencia más que un ensayo sobre cine.
En general, más que referencias inencontrables, podría citar las primeras que se me vienen a la mente cuando pienso en el apocalipsis y lo que viene detrás de él:
En cómic Vic & Blood, de Harlan Ellison y Richard Corben, que descubrí gracias a un amigo común, Borja González.
En literatura La carretera, de Cormac McCarthy, una novela desoladora.
En videojuegos me pirra Rage, con su loquísima mezcla de acción en primera persona, exploración y fases de conducción destrozona por parajes desiertos. 
En música, y aunque no sea estrictamente apocalíptico, Cyberpunk de Billy Idol, un álbum conceptual sobre el futuro y de deshumanización que oscila todo el tiempo entre la más pura genialidad y la más absurda pretenciosidad, y que pese a todo me fascina.
Y, finalmente, en cine, la película que seguramente mejor expresa el dolor de “el final a fuego lento de nuestra existencia”: Cuando el viento sopla de Jimmy Murakami. Aunque también está el cine de explotación postapocalíptica, donde mis favoritas son: la italiana Destroyer (Brazo de acero) de Sergio Martino y la filipina Mad Warrior de Willy Milan, que siempre te pueden alegrar la tarde mientras fuera de la comodidad de tu sofá el mundo se esté yendo a la mierda…

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Pedro José Tena (Badajoz, 1980) es editor y fundador (junto con Frank Muñoz), en 2014, de la editorial Applehead Team Creaciones.
Comenzó a escribir sobre cine mientras estudiaba Comunicación Audiovisual, alternando artículos para fanzines, revistas y periódicos con una actividad frenética en blogs, tanto propios (Natural High, The Blogthing from Another World, ProJect 10-A, Retumbarama…) como colaborativos (Tierra de Cinéfagos, MicroCritic, WeLoveCinema…). Actualmente colabora en Imágenes de Actualidad y El Antepenúltimo Mohicano.
Ha coordinado varios cine-forums y ha sido jurado en el Fanter Film Festival de Cáceres, además de elaborar textos y diseños para ediciones de películas en DVD y Blu-Ray.
En 2012 participó en el libro Los brazos fuertes del cine de acción de los 80 y 90 (T&B Editores, 2012), de Diego Arjona. Ha aportado su firma a varios proyectos colectivos de su editorial: Cannon Films (2014), Golden Ninja Operation: Los secretos de la IFD y la Filmark (2015), Más Cannon (Cannon Films 2) (2015) y Terminator: El Imperio de Skynet (2015).
En Applehead ha publicado su primer ensayo en solitario: Demons: La pesadilla retorna (2018).

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